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martes, 5 de abril de 2011

3 etapas

Llevaba bastante tiempo pensándolo, sin saber si mi teoría era correcta, sin siquiera saber cómo clasificar y categorizar todas aquellas frases que en mi mente viajaban como si en una carretera estuvieran.

Una vez que logré despejar mi mente, salí a trotar, y me fui pensando en las canciones que me cantaba mi R2-D2 de bolsillo, en aquellas tristes y mágicas aventuras, en las sombras, en los pasos de mi vida. - BOOM- sonó en mi mente: había dado con la respuesta. Eran 3 las etapas, no solo 2 como creí en un principio

Sobrevivir es la primera, y no eres considerado si quiera un humano, eres una cosa, un objeto. No tienes ganas de levantarte y oler el aroma de un árbol, no entiendes por qué debes salir del escondite de sábanas que fabricaste, no hay motivación alguna para seguir respirando, solo lo haces por que se te obliga a hacerlo, comes no por saborear y degustar, sino para llegar a ver otro día más, sin esperanza alguna de que las cosas cambien, sin saber que estas consumido en un manto de sombras y desconcierto.

Vivir es la segunda, y esto se disfruta. Vuelves a ser persona, obtienes una motivación en tu vida, levantarse en las mañanas no es un calvario, sino un goce de descubrir algo nuevo, de encontrarte con gente, de disfrutar del tropezón de uno mismo, de plasmar un bello paisaje en una fotografía, de soñar con los más bellos animales, de sentir libertad, de mirar el ocaso y botar un suspiro de alegría.

Donde yo me equivoqué, es que existe una tercera etapa: Vivenciar, y lo denomino como un "pequeño Nirvana", se siente como si la mayor parte de tu día fuese un pequeño milagro, experimentas cosas nuevas sin esperar hacerlo, dejas la preocupación en el más profundo poso y sales a la calle sin miedo, la alegría ensancha tus venas y tienes una energía como nunca la habías tenido, los grandes favores que te piden - que antes podían parecer una verdadera lata- se convierten en acciones que gratifican tu ser, y creces, creces como jamás nadie esperó que lo hicieras. Es cuando alcanzas una felicidad tan absoluta, que nada del pasado o el futuro debe estar ahí para recordarte quien eres, es tu propio presente, eres tú, tú y tu felicidad.